domingo, 10 de junio de 2018

Rafael Nadal conquista su undécimo Roland Garros

Rafael Nadal consiguió sobre la tierra batida de la Philippe Chatrier su 11º título de Roland Garros, su 17º trofeo de Grand Slam, tumbando en la final a Dominic Thiem por 6-4 6-3 6-2. Jamás nadie dominó un major tanto como él. Sigue haciendo historia.
Embed from Getty Images
2005, 2006, 2007, 2008, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2017 y 2018. Mariano Puerta, Roger Federer, Robin Söderling, Novak Djokovic, David Ferrer, Stanislas Wawrinka y Dominic Thiem. Todos sufrieron a la leyenda manacorí de 32 años y 11 triunfos en Roland Garros. Alguien que, pese a acostumbrarnos a esto año tras año, no pierde el hambre, se sigue emocionando al levantar la Copa de los Mosqueteros con la ovación del público y sigue aumentando su grandeza.

57 minutos duró el primer set. Una manga inicial realmente intensa. Se cumplieron las previsiones, y es que ambos tenistas habían ganado todos sus partidos en Roland Garros cuando se llevaban el primer set. La importancia era manifiesta, pero la falta de experiencia terminó pasándole factura a Dominic Thiem. Con un guión que tantísimas veces hemos presenciado en partidos de los grandes tenistas, 5-4 de Nadal y servicio de su rival Thiem para mantenerse vivo en el set, el austriaco se lió y regaló el juego, y por lo tanto la primera batalla, con 4 errores seguidos. Rafa ya había empezado la final mandando, sacando adelante su primer turno de saque y quebrando inmediatamente en el segundo juego a Thiem, tan solo cediendo un punto. Pero el pupilo de Günter Bresnik, ahora también colaborando con Galo Blanco, le contestaría inmediatamente para igualar las tornas.

El primer finalista de Grand Slam, que como es habitual imprimió una enorme potencia a sus servicios y le puso el alma en cada pelota, tuvo un porcentaje de primeros servicios demasiado bajo (45%), con tan solo un 57% de primeros ganados y 43% de segundos. Su agresividad se vio reflejada en los 11 golpes ganadores, pero también en los 18 errores no forzados. Nadal buscó incomodarle fundamentalmente con pelotas altas al revés, consiguiendo meterse en pista para acabar los puntos. Más solvente al servicio y jugando con más constancia y poso, aguantó las acometidas de su rival posicionado más atrás de la línea de fondo, cogiendo la iniciativa con derecha cuando tenía a su rival sometido.
Embed from Getty Images

La segunda manga comenzó de la misma manera. Rafa ganando su saque y quebrando a Thiem, con la diferencia de que confirmó la rotura para colocarse 3-0. Thiem, desesperado, impotente, estaba condenado a soltarse. Su plan no le estaba funcionando. Conseguía meterse en pista y dominar los puntos, pero acababa errando a la hora de definir. Los intercambios largos caían mayoritariamente del lado del español. Thiem se anotó su primer juego, ganando su saque en blanco, y tuvo un 0-30 para cambiar las cosas, pero Rafa no se dejó sorprender. Con 4-2 el partido alcanzó el cenit en el nivel y el esfuerzo de ambos tenistas. Intercambios tremendamente intensos, con golpes fantásticos de los dos batalladores. Thiem volvía a tener otra gran oportunidad con bola de break, pero Rafa no lo consintió atrayéndolo a a la red (5-2). Y al saque Nadal cerró el set, 6-3 en 54’. Ya casi podía acariciar la undécima.


10 finales disputadas, 10 triunfos. Rafa no quería sorpresas, ni siquiera que Thiem comenzara por primera vez por delante, y eso que el austriaco estaba jugando realmente bien, pero no encontraba premio. Se esforzó al máximo el cabeza de serie número 7, que salvó 4 oportunidades de rotura para arrancar por delante. Rafa seguía sacando sin problemas sus saques y dificultando enormemente a Thiem hacer lo propio. A base de cañonazos con su derecha le rompió el saque y se puso por delante 2-1. Y contra todo pronóstico, de repente, la final se llenó de drama. Rafa acude a su banquillo, con 2-1 30-0, precisando de la salida del fisio porque no puede mover el dedo corazón de su mano izquierda. Se le había acalambrado la mano. Eso no le iba a privar de sacar el partido adelante. Antinflamatorio, masaje en la zona y adelante. Con 4-2 quebró de nuevo a Thiem y con dos breaks arriba tenía la posibilidad de sacar para llevarse su 11ª Copa de los Mosqueteros. Un 40-0 le brindaba 3 pelotas de partido, pero Thiem no se rindió y sobrevivió a ellas. También a una cuarta. Pero a la 5ª llegó la vencida, y Rafa volvió a ser el rey de París. Como de costumbre. 2 horas y 42 minutos.  
Embed from Getty Images

0 comentarios:

Publicar un comentario