Estoy cansado de leer las «hazañas» de Nick Kyrgios cada vez que juega un torneo o se pasa por una sala de prensa. No os lo voy a negar, estoy harto. Por ello, me pongo delante del teclado después de haberle dado al australiano varios votos de confianza. Abordo su comportamiento tanto dentro como fuera de la pista, su actitud hacia el tenis y el resto del vestuario, su juego y el ejemplo que da a los jóvenes.
Pasan ya casi 7 años del primer contacto de Kyrgios con el profesionalismo. Si algo podemos destacar positivamente, es que el tenista aussie ha demostrado reiteradamente las brutales condiciones que tiene para ser una de las mejores raquetas del mundo. Cuando está por la labor, es capaz de hacer golpes al alcance de muy pocos y dar espectáculo con un descaro necesario en el circuito. Cuartos de Grand Slam a los 19, 13º del ranking a los 21… Poco a poco despedimos a la que seguramente sea la mejor generación de la historia, y Kyrgios era (y es) uno de los llamados a protagonizar el relevo generacional, a ocupar los puestos de unos Nadal, Federer o Djokovic a los que ha ganado.
Pero a Kyrgios, que ya tiene 24 años y viaja sin entrenador, no parece apetecerle. Su actitud echa por tierra a un jugador con un talento brutal. Son continuas las faltas de respeto a este deporte, pasando por jueces de silla, rivales, aficionados y periodistas. Y no hablo precisamente de los tiros que ejecuta en sus partidos, los cuales son totalmente legítimos guste o no. Cada semana da la nota, un día dejándose perder, al otro jugando sin apetecerle, y un largo etcétera. Ha protagonizado innumerables episodios lamentables, que han cruzado la línea roja, pero a la ATP no parece importarle. Kyrgios les interesa, y por ello no lo han castigado de forma ejemplar.
¿Qué pensarán los millones de tenistas que aman este deporte y se quedan por el camino? ¿Qué cara se te tiene que quedar viendo a Kyrgios cuando gastas el dinero que no tienes para alcanzar tu sueño de ser profesional? Y por otro lado, ¿es este el ejemplo que queremos dar a los más pequeños? Esto es tan recurrente como inaceptable, y este tipo no debió ya en su momento de haber vuelto a pisar un torneo profesional.
