lunes, 18 de junio de 2018

God Save the King

Inglaterra, guiada por un doblete de Harry Kane, vence a Túnez (2-1) en su estreno en el Mundial de Rusia. Los ingleses pudieron cerrar sobradamente el partido en la primera parte, pero la falta de puntería y un regalo de Kyle Walker en forma de penalti prolongaron el sufrimiento hasta el minuto 90, cuando llegaría el segundo y definitivo tanto del capitán de los Three Lions.
Campeona del Mundo como anfitriona en 1966, la acumulación de malos resultados y decepciones hace que, en general, los aficionados ingleses sean pesimistas con sus opciones, incluso bromeen. Puede parecer que esta Copa del Mundo sea aún demasiado pronto para volver a saborear la gloria, teniendo en cuenta que están triunfando con sus categorías inferiores, pero el trabajo de Gareth Southgate es manifiesto, e Inglaterra puede colarse como una de las outsiders y dar la sorpresa. El juego desplegado en los primeros compases del partido llama al optimismo. Los Three Lions se hicieron con el control de la situación, desarrollándose el juego en campo rival. Con la línea defensiva muy adelantada, acumulaban todos sus jugadores de campo en la parcela contraria, robando muy rápidamente la pelota sin caber lugar a sustos. Por ello, llegaban al ataque con muchas unidades, siendo profundos y protagonizando combinaciones muy destacadas. Mouez Hassen, portero tunecino que tendría que ser sustituido en el minuto 14 lastrado por una caída que le dejó el hombro izquierdo renqueante, paró todo hasta que ya fue imposible. Jesse Lingard o Harry Maguire se habrían estrellado en los primeros compases ante el portero antes del minuto 10, cuando Inglaterra abre la lata. Córner botado por Ashley Young y Maguire consigue erigirse por encima del resto para sacar un impecable testarazo. Hassen hace una de las mejores paradas del campeonato, pero el rechace cayó en las botas de Kane, quien asestaría la puñalada definitiva rematando con su diestra a quemarropa.
Farouk Ben Mustapha fue el encargado de ponerse bajo los palos de las Águilas de Cartago, y nada más salir comenzó a tener trabajo. Inglaterra seguía llevando la manija del partido asediando el área rival, llevando mucho peligro en el juego aéreo, sin problemas atrás. Únicamente faltaba más efectividad en las aproximaciones. Un contraataque de la selección africana era tremendamente complicado, pues debía montarse desde una posición exageradamente atrasada. La primera media hora de juego inglesa fue de lo mejor que se ha visto en lo que va de Mundial. Pero, un error de Kyle Walker sacando el brazo a pasear contra el rostro de Fakhreddine Ben Youssef, echó por tierra todo el trabajo realizado. Ferjani Sassi fue el encargado de patear la pena máxima, y consiguió batir a Jordan Pickford, quien no solo adivinó la trayectoria del golpeo sino que llegó a tocar el balón, pero no fue suficiente para evitar el empate.
El combinado dirigido por Gareth Southgate estuvo muy cerca de volver a ponerse por delante en el marcador justo antes del descanso. Lingard, uno de los más destacados en la primera mitad, pisó área recibiendo un gran pase de Trippier y su remate en el mano a mano se topó con el palo. 10 ocasiones creadas y 6 remates a portería no habrían sido suficientes. Esto le costaría un buen quebradero de cabeza al combinado europeo, que no volvería a proponer un ritmo tan alto y transitar con la misma facilidad en la segunda mitad.
Al descanso, el seleccionador tunecino Nabil Maâloul propuso un cambio táctico que pondría en jaque las opciones de marcar un hipotético segundo tanto por parte del rival. Esquema de tres centrales y dos carrileros, con todos los futbolistas replegados atrás defendiendo por dentro, y alteración en el marcaje. Inglaterra dejaba de estar tan cómoda. Esto tendría como efecto una intervención menor de Henderson y el consecuente apagón de Alli y Lingard, cuya posición de espera de pelota era demasiado adelantada. La mejora de Túnez se vería también con balón, manteniendo la cabeza fría y poniéndole un puntito de pausa, incluso buscando la espalda de la defensa. 
Gareth Southgate estaba obligado a recurrir al banquillo en busca de más desborde, y el elegido fue Marcus Rashford en detrimento de Raheem Sterling. Posteriormente, el joven Ruben Loftus-Cheek sustituiría a un prácticamente desaparecido Dele Alli. Los cambios surgieron efecto, pues las casi continuas aproximaciones inglesas comenzaban a ser más serias, centrando el peligro en el balón parado, a base de lanzamientos de falta y saques de esquina. Por otro lado, en Túnez se retiraron Naïm Sliti y Wahbi Khazri, dando entrada a Mohamed Amine Ben Amor y Saber Khalifa respectivamente. Ambas maniobras iban, cómo no, orientadas a mantener el resultado. 
Sin embargo, en esta Copa del Mundo son varios ya los partidos que se han resuelto por la mínima y los goles en los minutos finales, y en este encuentro no iba a ser menos. De nuevo a balón parado. Córner botado por Trippier, Maguire se impone en el salto por enésima vez y su cabezazo se convierte en una perfecta asistencia para el testarazo definitivo de Harry Kane, que marca explotando de júbilo toda la afición inglesa.

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