viernes, 27 de diciembre de 2019

La radiografía del Racing en la primera vuelta

El Racing ha llegado al ecuador liguero en el 21º puesto de 22 equipos. Tan solo suma 18 puntos, lo que significa que la permanencia está a 4 puntos en este momento. Además, el rey del empate (12 tablas en 21 encuentros) solo ha ganado 2 veces en 4 meses, con cambio de entrenador por el camino. Es evidente, que pese a que el equipo acaba de volver al fútbol profesional, hay muchas más cosas negativas que positivas. Primero, un repaso de los 3 grandes responsables:

Chuti Molina. Suspenso. Los resultados, pero sobre todo las carencias en el juego del equipo, evidencian una confección de plantilla deficiente por parte del director deportivo. Bloqueo a la cantera, entrada de jugadores demasiado mayores y con poca calidad, carencia de un centrocampista creativo, overbooking de medios con perfil defensivo… Obligado a acertar en el mercado de invierno.
Iván Ania. Suspenso. Cambia la idea de juego planteada en pretemporada y primeros partidos. No da resultados ni aporta soluciones. La situación en el vestuario empeora, se hace incontrolable, por lo que su despido es cuestión de tiempo.
Cristóbal Parralo. Suspenso. El 2º entrenador de la temporada parece cambiar la situación al inicio, pero se queda en un mero espejismo. Hasta el momento, una continuación del trabajo de Ania. Misma propuesta, mismo esquema, mismos protagonistas y sin rastro de la cantera.



La pretemporada ha servido de poco en términos tácticos, y es que la idea de juego acaba cambiando por completo. Ni rastro de aquel Racing que apuntaba a ser un equipo ambicioso, agresivo, valiente y que buscaba el fútbol ofensivo. Un Racing con las líneas adelantadas y que buscaba dificultar la salida de balón rival con una presión alta. Un combinado hambriento, intenso, que replegaba con los 11 jugadores a la espera de salir al contragolpe. Un equipo solidario en las ayudas y con idea de tener superioridades en la pugna por la pelota. Iván Ania apostaba por un 1-4-4-2 en fase defensiva, y un 1-4-2-3-1 en ataque. Así lo contaba en Twitter:

Los esquemas no han cambiado. Sin embargo, el reclutamiento de jugadores inadecuados para el modelo de juego contribuye a que la idea dé un giro de 180º. El Racing cambia su mentalidad a un equipo defensivo, poco propositivo y a merced del rival. Un combinado con las piezas más retrasadas, en bloque medio, con el delantero marcando la línea de presión a la altura del centro del campo. Las líneas no están especialmente juntas, el equipo se enfrenta a superioridades de seguido con además una intensidad y hambre insuficiente, y muchísimos errores de los zagueros. Una propuesta suicida con tan poca solidez atrás, y que acaba con casi cualquier opción en ataque. La pelota se recupera mucho más atrás, los atacantes arrancan desde campo propio y son mucho menos decisivos. Además, cuando el Racing pierde la pelota en campo rival es muy habitual verlo partido, descomponiéndose en un 1-4-2-4. En el centro del campo lo superan con facilidad, sufriendo una clara desventaja numérica.

El Racing no controla los partidos, no domina a sus rivales, es inferior en las 2 áreas, y tiene una tendencia al error que desemboca en solo 2 serios partidos completos de 21. Con balón, incongruencias como la salida en largo cuando no hay referencia de entidad arriba, y en corto cuando la hay. Un equipo que, muy vulnerable a nivel mental, tiene un porcentaje de acierto en toma de decisiones muy bajo. Un equipo con muy poca fiabilidad atrás, creatividad y gol de sus delanteros, así como un nivel medio de sus jugadores muy bajo. La incorporación de nuevos jugadores, la apuesta por caras nuevas, cambios de sistema o idea pueden ser algunas de las claves para que el Racing consiga salvarse.

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